INTRODUCCIÓN
El presente trabajo está dedicado al tema de la migración
y la población, en el cual se dan a conocer las diferentes causas que la
producen como son: causas políticas o desastres naturales pero tiene
consecuencias malas y buenas por ejemplo:
Como es conocido
las migraciones tienen consecuencias directas e indirectas tanto en los países
o áreas de emigración como en los de inmigración y en ambos casos, pueden tener
efectos tanto positivos como negativos.
Puede ser que si emigran muchas personas a un país cuidad
o estado puedan llegar a una sobrepoblación teniendo consecuencias graves como
la disminución de recursos naturales y la contaminación que puede afectar a
todas las personas.
Se denomina migración a todo desplazamiento de la población (humana o animal) que se produce
desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la
residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las
especies animales migratorias.
Historia de la migración
La
historia de la humanidad ha sido la historia de grandes migraciones, por las
cuales el ser humano se fue desplazando desde sus lugares de origen en África
hasta poblar prácticamente todo el planeta. Este proceso de migración constante
era la condición natural de vida de las sociedades tribales originarias. La
migración desde África hacia Asia y luego el resto del mundo se inició hace
unos 70.000 años y bien podemos decir que aún está en marcha.
Al
hablar de migración es por ello conveniente recordar los periodos históricos
que precedieron al actual. Sólo desde el contexto histórico y considerando las
variables económicas y sociales, podremos comprender los motivos por los que
emigran, personas procedentes de todos los continentes y que llegan a los
países de destino con la expectativa de permanecer por un tiempo o, tal vez, de
construir una vida en ellos.
La
historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales,
económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa
de la población, tanto espontáneos como forzados.
En la
prehistoria se inició la expansión de la humanidad, alcanzando todas las
regiones habitables.
En la
antigüedad, Grecia, Cartago y Roma organizaban flujos emigratorios como método
para establecer las colonias necesarias para expandir el comercio de la
metrópoli, el cual constituía su principal medio de subsistencia.
La Edad
Media duró un milenio en Europa y fue testigo de tres procesos migratorios
masivos: las invasiones bárbaras, la expansión del Islam y la formación del
Imperio bizantino, el cual vino a ser sustituido, ya en la Edad Moderna, por el
Imperio turco (u otomano).
A
partir del descubrimiento de América, millones de personas emigraron a los
nuevos territorios. Los Estados Unidos del Norte son el mejor ejemplo de un
territorio poblado por sucesivas olas de inmigración.
En el
siglo XIX, como resultado de la Revolución Industrial ya iniciada en el siglo
anterior en Europa, se inició una época de extraordinario crecimiento del
colonialismo con el fin de obtener, por parte de los países europeos en proceso
de industrialización las materias primas que necesitaban para esa
industrialización.
Migración
CONAPO
define a la migración como el desplazamiento de personas que cambian su
residencia habitual desde una unidad político-administrativa hacia otra, o que
se mudan de un país a otro, en un periodo determinado.
En
México la migración ha sido un fenómeno determinante en la configuración actual
del país. La creación y expansión de los principales centros urbanos fue
resultado de la migración rural-urbana. En las últimas décadas la emigración
internacional se ha convertido en uno de los temas más importantes en la agenda
nacional, debido a que somos uno de los principales países expulsores de mano
de obra y un país de paso o de transición migratoria de un importante flujo de
personas que tiene como destino final los Estados Unidos de América.
Sin
embargo, la migración no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. De hecho,
algunos autores han considerado que vivimos en la era de la migración
internacional, pues ésta ha crecido en volumen e importancia desde 1945 y de
manera particular desde mediados de los años ochenta. Este movimiento masivo de personas de un país
a otro genera, tanto para las naciones expulsoras como para las receptoras,
desequilibrios y demandas que no siempre son atendidos debidamente.
La
migración de mexicanos hacia Estados Unidos, señala Jorge Santibáñez, es un
proceso que conceptualmente rebasa un simple cambio de residencia, ya que
implica un asunto laboral, debido a la existencia de un mercado de trabajo
binacional, pero también la movilización de una extensa red de vínculos sociales
y familiares. Una de las características de este flujo migratorio es su
circularidad, lo cual dificulta la cuantificación del fenómeno.
Causas
de las migraciones
Las
migraciones constituyen un fenómeno demográfico sumamente complejo que responde
a causas diversas y muy difíciles de determinar, en especial porque debido a
las migraciones irregulares o disfrazadas de actividades turísticas o de otra
índole, los datos cuantitativos son difíciles de obtener, especialmente en el
caso de los países subdesarrollados.
Causas
políticas
Se
refieren a las causas derivadas de las crisis políticas que suelen presentarse
en ciertos países. Muchas personas que temen a la persecución y venganza
políticas abandonan un país para residenciarse en otro o, al menos, intentan
abandonarlo, aunque a menudo pueden llegar inclusive a perder la vida cuando se
trata de regímenes totalitarios.
Causas culturales
La
base cultural de una población determinada es un factor muy importante a la
hora de decidir a qué país o lugar se va a emigrar. La cultura (religión,
idioma, tradiciones, costumbres, etc.) tiene mucho peso en la decisión. Las
posibilidades educativas son muy importantes a la hora de decidir las
migraciones de un lugar a otro, hasta el punto de que, en el éxodo rural, este factor
es a menudo determinante, ya que los que emigran del medio rural al urbano
suelen ser adultos jóvenes, los cuales tienen mayores probabilidades de tener
hijos pequeños.
Causas socioeconómicas
Son
las causas fundamentales en cualquier proceso migratorio. De hecho, existe una
relación directa entre desarrollo socioeconómico e inmigración y, por ende,
entre subdesarrollo y emigración. La mayor parte de los que emigran lo hacen
por motivos económicos, buscando un mejor nivel de vida. La situación de hambre
y miseria en muchos países subdesarrollados obliga a muchos emigrantes a
arriesgar su vida (y hasta perderla en multitud de ocasiones), con tal de salir
de su situación.
Causas familiares
Los
vínculos familiares también resultan un factor importante en la decisión de
emigrar, sobre todo, en los tiempos más recientes, en los que cualquier
emigrante de algún país subdesarrollado, necesita de mucha ayuda para
establecerse en otro país de mayor desarrollo económico. También las causas
económicas como dinero, trabajo y economía.
Catástrofes generalizadas
Los
efectos de grandes terremotos, inundaciones, sequías prolongadas, ciclones,
tsunamis, epidemias y otras catástrofes tanto naturales como sociales (o una
combinación de ambas, que es mucho más frecuente) han ocasionado grandes
desplazamientos de seres humanos (también podríamos considerarlos como
migraciones forzosas) durante todas las épocas, pero que se han venido
agravando en los últimos tiempos por el crecimiento de la población y la ocupación
de áreas de mayor riesgo de ocurrencia de esas catástrofes. Este panorama hace
que sea muy difícil, si no imposible, discriminar entre las causas de las
migraciones debidas a catástrofes naturales de las de otro tipo
Consecuencias de las migraciones
Las
migraciones tienen consecuencias directas e indirectas tanto en los países o
áreas de emigración como en los de inmigración y en ambos casos, pueden tener
efectos tanto positivos como negativos:
Para el
lugar de emigración:
Constituyen
consecuencias positivas:
El
alivio de algunos problemas de sobrepoblación
El
logro de una mayor homogeneidad cultural o política (los más descontentos son
los que primero emigran, quedando sólo los conformistas, los que suelen estar
de acuerdo con su situación socioeconómica o política)
La
disminución de la presión demográfica sobre los recursos
La
inversión de las remesas de dinero que envían los emigrantes
La
disminución del desempleo
El
aumento de la productividad al disminuir la población activa en el país de
emigración
El
aumento de la venta de productos en otros países, en especial, de los países
receptores de los emigrantes.
Estas
situaciones provocan múltiples problemas en las familias (consecuencias
negativas), que van desde el envejecimiento de la población (por la salida de
población joven en edad de tener hijos), un decaimiento del rendimiento escolar
y de la escolaridad en general (por la disminución general de la matrícula),
una disminución de los ingresos públicos (por la emigración de gente
trabajadora), etc. Con relación a la salida de gente joven, ha sido
tradicionalmente un problema muy serio, sobre todo, en los países de régimen
dictatorial: en los años anteriores a la segunda guerra mundial, el gobierno de
Moussolini en Italia prohibió la salida de gente joven con el fin de limitar el
éxodo de personas (sobre todo, de varones) en edad de ser movilizados en el ejército.
En otros países se ha tratado de absorber o compartir con los padres la tutela
por parte del gobierno, con el fin de conseguir tener una mayor influencia en
la gente joven para formarla al servicio del Estado.
Para el lugar
de inmigración:
Constituyen
consecuencias positivas: el rejuvenecimiento de la población; la población se
hace más dispuesta a los cambios (sociales, culturales, técnicos); aportes de
capital y de mano de obra; aportes de nuevas técnicas (innovación tecnológica):
llegan personas ya preparadas sin que haya tenido que invertirse en su
preparación; aumenta la diversidad cultural, por lo que el país comienza a
tener acceso a manifestaciones culturales nuevas (arquitectura, arte, nuevas
tecnologías, etc.); aumenta el consumo.
Y constituyen
consecuencias negativas: pueden aparecer desequilibrios en cuanto a la
estructura por edad y sexo; introducen una mayor diversidad política,
lingüística, religiosa, llegando a formarse grupos completamente segregados y
marginales; perjudica a la conciencia gremial de la clase trabajadora, ya que
los inmigrantes suelen aceptar salarios inferiores a los de la población local;
aumentan las necesidades de servicios, sobre todo, asistenciales y educativos;
aumentan las importaciones de productos de los lugares de procedencia de los
inmigrantes; remesas de dinero hacia los lugares de procedencia de los
inmigrantes; disminución de los salarios en algunas ramas o sectores por la
explotación laboral de los inmigrantes, al no llevar documentos de autorización
de tal migración, este país puede decidir si echar al emigrante o no, etc.
Población
El Consejo Nacional de Población (CONAPO)
define a la población como el conjunto de personas que habitan un territorio en
un lugar y tiempo determinados. Las políticas demográficas o de población
aluden al conocimiento de las variables que determinan su composición (tales
como natalidad, mortalidad, nupcialidad, etcétera), así como a las acciones
públicas dirigidas a modificar su estructura y tendencias de variabilidad. Una
política de población se puede definir como "el conjunto de medidas que
pretenden influir sobre la tasa de crecimiento, las estructuras y la
distribución geográfica de la población".
El explosivo aumento de la población mundial y los
desequilibrios que caracterizan su composición y estructura, junto con el
contexto socio económico en el que estos fenómenos se producen son, en nuestros
días, cuestiones claves para entender la crisis ambiental. Durante milenios,
según nos muestra el gráfico, la población del mundo creció lentamente, dado
que los nacimientos apenas superaban a las defunciones y que se producían
periódicas y catastróficas sobre mortalidades, debidas a la escasa
alimentación, las epidemias y las guerras. La superación de estos factores, las
revoluciones agrícola e industrial, la mejora en las condiciones higiénicas y
otros adelantos explican el acelerado crecimiento de la población mundial desde
finales del s. XVIII y la explosión demográfica especialmente evidente en el s.
XX.
La población mundial, así, ha crecido más en estos dos
últimos siglos que en todos los anteriores, doblando sus efectivos en los años
posteriores a la 2ª Guerra Mundial. En la última década se han registrado tasas
de crecimiento del 1.7% anual (1985-90), con incrementos anuales de 90 millones
de personas. El resultado es que la población de la tierra cuenta en la
actualidad con más 6,000 millones de habitantes, mientras que hacia mediados
del s. XVIII apenas estaba constituida por 728 millones, a mediados del s. XIX
por 1,171 millones y a mediados del siglo XX por 2,516 millones de habitantes.
Y en el futuro, según algunas estimaciones, la tierra podría superar los diez
mil millones de personas (9,400 millones en el año 2050, 11,200 millones en el
año 2100).
La preocupación por los efectos sobre el medio ambiente
de una población de tal magnitud y por las disponibilidades de recursos para
atenderla, resultan comprensibles a la luz de estas cifras y se agrava al
coexistir la explosión demográfica con un modelo socioeconómico que propicia
otra explosión no menos preocupante, la del consumo, masivo ya en las
sociedades industrializadas, y que favorece situaciones de grave desigualdad,
en la que el 20% rico de la población mundial se reparte el 80% de los
recursos. Ambas cuestiones, explosión demográfica y explosión del consumo no
pueden, pues, considerarse por separado ni aislarse de los modelos de
desarrollo que se planteen; por ello, es necesario afrontar la cuestión desde
ambos aspectos, población y recursos, y buscar modelos de desarrollo más
justos.
Pobreza y Migración.
La
brecha que separa a los países desarrollados del Norte de los del Sur en
desarrollo ha aumentado en las últimas décadas. Pero, a su vez, el Norte tiene
dentro su propio Sur [sus marginados] y el Sur, dentro del cual se manifiestan
también crecientes desigualdades, su propio Norte [sus potentados]. Los niveles
de riqueza y pobreza, y la dinámica poblacional son dos buenos indicadores de
esta situación.
Más de
una quinta parte de la humanidad vive todavía en unas condiciones extremas. El
cuadro nos ilustra sobre las dimensiones y evolución de la pobreza en los
países en desarrollo, observándose en él algunas mejoras globales, pero con una
distribución muy desigual. En los países asiáticos, con algunas excepciones, la
situación está mejorando, pero todos los indicadores de pobreza empeoraron en
el África, al Sur del Sahara y en América Latina y, en menor medida, en otras
zonas. Las desigualdades se manifiestan también entre sexos y edades: el mayor
porcentaje de pobres se da entre las mujeres y casi los dos tercios de la
población por debajo de los umbrales de pobreza tiene menos de 15 años.
Esta situación significa un fuerte contraste con el
despilfarro y la sobrealimentación de los países ricos del Norte y una gran
presión sobre los recursos, que es también una presión sobre el espacio: las
poblaciones se desplazan de sus zonas de origen en busca de lugares más seguros
o más respetuosos con los derechos humanos, y con mejores condiciones de vida,
abandonado el campo por la ciudad o persiguiendo en los países desarrollados el
bienestar que no encuentran en los suyos de origen. Así, en 1990, la mayoría de
la gente vivía en zonas rurales; en el 2030 la población urbana será el doble
de la rural; en el año 2000, pese a algunos signos de desaceleración, 21
ciudades tendrán más de 10 millones de habitantes y de ellas 17 estarán en
países en desarrollo.
En el ámbito internacional, la mayor parte de las
migraciones se están produciendo desde los países del Sur [países jóvenes con
un elevado crecimiento demográfico y bajo nivel de vida] hacia los países del
Norte, con una población envejecida, escaso o nulo crecimiento demográfico y
alto nivel de vida, pero que se resisten a compartirlo encerrándose en sus fronteras-
castillos. Más de 60 millones de ciudadanos de países pobres pueden estar en
disposición de "invadir" los países ricos en busca de recursos, con
un flujo actual ya de más de 2 millones de inmigrantes al año. Se estima en más
de 125 millones de personas los migrantes internacionales en todo el mundo, la
mitad de ellos en países en desarrollo.
CONCLUSIÓN
La migración desplaza a una cierta cantidad de personas
desde un lugar de origen a otro destino y provoca cambios en el país como superpoblación,
desempleo o trabajos, es lo que está pasando ahora que hay mucha demanda por
parte de cultura, economía, política tamos en descenso.
Pero creo que la migración y la población son factores
que benefician pero también perjudican porque si unas personas migran a otro
país puede ser que su situación económica cambien y mejore pero pueden tener
riesgos que si emigran muchos puedan generar sobrepoblación.
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