INTRODUCCIÓN
Una
de estas maneras de entender qué es la educación, es aquella que la define como
un proceso de emancipación o liberación del ser humano. De esta misma definición se infiere, por lo
tanto, el papel que la educación debería jugar dentro del contexto social, esto
es, la de servir de medio de liberación del sujeto.
Considero
que esta definición de educación es la que más se ajusta a una visión que,
desde una perspectiva humanista y dentro de la mejor tradición filosófica,
enfatiza el papel central del hombre y de las múltiples posibilidades que
tiene, de realizarse íntegramente en tanto ser humano.
DESARROLLO TEMATICO
Este
modo de educación busca, más bien, multiplicar las formas de enajenación que se
derivan de un sistema opresivo.
De
ahí que se sigan reproduciendo y fomentando métodos educativos que ven al educando
como un ser pasivo, marginal e ignorante.
Se debe romper con esta visión del proceso educativo, pues tanto el alumno como el maestro o el padre y
el hijo, aprenden mutuamente, lo cual no significa, como malintencionadamente
se afirma en ocasiones, derivar en un relativismo en el que cada cual hace lo
que le parezca. Afirmar que en un proceso
de educación ambas partes aprenden significa estar abierto a nuevas consideraciones
y posibilidades de aprendizaje, dado que el ser humano nunca termina de aprender. Además, también involucra la idea de
responsabilidad, pues no se trata de hacer lo que me parezca, sino de hacer lo
que mejor contribuye a mi realización como ser humano.
Otro
rasgo fundamental de una verdadera pedagogía liberadora, es el de fomentar en
el sujeto un pensamiento crítico, incentivándole a asumir una actitud
cuestionadora de la realidad en la que
está inmerso. En este sentido, la
educación adquiere el papel de instrumento
político, en tanto que se constituye en la herramienta idónea de renovación y transformación
de los seres humanos y la sociedad en la que viven.
De
los muchos pensadores que han propuesto esta manera nueva de entender la Pedagogía,
está Paulo Freire. Este reconocido
educador brasileño es en los últimos tiempos, tal vez, quien más ha insistido
en el papel liberador de la educación.
Para él, una verdadera educación sólo es posible
en tanto tenga como objetivo primordial la humanización de la sociedad, lo
que únicamente se dará en cuanto tal
educación persiga la liberación del individuo.
Por eso mismo, Freire se opone a la tradicional forma de enseñar, esto
es, aquella en la que el educando es pasivo y sólo acepta mansamente lo que la
autoridad, sea el padre o el maestro le da, sin cuestionarlo. Dicho tipo de educación ha fomentado seres pasivos
que aceptan todo sin poner en duda si eso que se les dice es verdad. Claro, esta forma de educar favorece a un
sistema que lo único que busca es hacer de las personas seres consumistas, pues
eso beneficia al “mercado”, ese ámbito mágico y misterioso que lo resuelve
todo. En un sistema perverso como el
capitalismo, lo mejor que puede pasar es contar con un rebaño obediente y
codicioso, y no con seres pensantes y cuestionadores.
En
efecto, una educación liberadora, humanizante, se convierte en un instrumento
político efectivo para llevar a cabo la transformación del entorno social del
individuo. Si una educación real busca
liberar al hombre, esto sólo será posible en tanto se tenga clara conciencia
del papel político que juega la educación.
Y tómese en cuenta que me refiero a la política y no a la politiquería,
que es lo que nuestros mal llamados gobernantes hacen con ella.
Ver
la educación liberadora como un instrumento político significa que aquella
fomenta y estimula una conciencia crítica en la persona para que, como ciudadano
libre y responsable, pueda incidir en la realidad social a la que
pertenece. Tal incidencia no puede ser
otra que la búsqueda de la transformación de su entorno para hacer de este, el
ámbito propio e ideal donde pueda realizarse plenamente. Por eso mismo debe cambiarse la visión que se
tiene de educación y debe configurarse una nueva, ya no de forma vertical sino
horizontal.
Esto
no significa más que ser conscientes de que, tanto el maestro como el alumno,
están al mismo nivel y ambos aprenden recíprocamente en dicho proceso sin
olvidar, obviamente, las diferencias de cada uno pero sin que esas diferencias
sean expresadas en términos de una relación de poder, que subyuga a quien está
en desventaja.
De
ahí, pues, la necesidad de enfatizar sobre la importancia de la filosofía y de
cómo ésta puede estimular en los seres humanos ese pensamiento crítico que hace
de los seres humanos verdaderos ciudadano.
La
liberación, es un movimiento educativo cuyo principal representante es el
pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997). La educación liberadora es un
proceso de concienciación de la condición social del individuo, que la adquiere
mediante el análisis crítico y reflexivo del mundo que la rodea. La principal
obra de Freire es Pedagogía del oprimido (1969), donde es tratado este tema en
profundidad. Se refiere a la liberación de la pedagogía bancaria de la que
somos presos desde nuestros inicios en la educación lo que nos limita la
posibilidad de creación de nuestros propios conocimientos, fomentando la
reproducción sin análisis ni comprensión de los temas que se nos están
enseñando.
Se
trata de una forma de entender la educación que se ubica en una horizontalidad
de las relaciones humanas, y que, por tanto, implica el diálogo y la continua
reflexión acerca de la propia realidad a lo largo del proceso educativo. Se
considera liberación porque pretende una suerte de reencuentro de los seres
humanos con su dignidad de creadores y participantes activos en la cultura que
los configura. Por todo esto, en el método pedagógico freiriano, al mismo
tiempo que una persona adulta aprende a leer y escribir, recupera el dominio de
la propia vida y analiza, mediante una reflexión en común con otros seres
humanos, su realidad. En este análisis, se buscan las causas que inciden en un
estado determinado de la cultura, y se detectan las inercias y fuerzas que
impiden la expresión y realización de las personas. Se dice, entonces, que la
persona en cuestión ha tomado conciencia, o se ha concientizado. Es importante
resaltar que esto jamás puede ser producto de un adoctrinamiento o manipulación
por parte de otros, sino que el sujeto debe hallar por sí mismo su camino en la
vida.
Paulo
Freire llamó, como hemos dicho, educación bancaria a aquella que nos aleja de
la comprensión de nuestras circunstancias sociales, y que genera la pasividad y
el fatalismo en los sujetos. Esto ocurre debido a una escuela concebida según
una relación unidireccional en la que uno enseña y otro aprende, sin que los
roles cambien. Se adquiere entonces la falsa idea de que hay sabios absolutos e
ignorantes también absolutos. Otra obra pedagógica de Paulo Freire es "La
educación como práctica de la libertad".
Sabemos y estamos conscientes que la educación es
el producto del proceso de socialización de la sociedad en su conjunto, es
decir, la educación nació desde la aparición del hombre, donde a través de las
diferentes necesidades que tuvo (alimentación, protección, comunicación,
integración, etc.) buscó las soluciones de sobrevivencia, a partir de ello
nació el aprender de la experiencia y así la enseñanza de generación, hasta
lograr una cultura propia innata y empírica.
Si recordamos los contextos históricos de la educación que tocó vivir nuestros primitivos protagonistas, de colonización en colonización entre diferentes culturas, pues palpitaron una vivencia siempre en busca de mejores condiciones para la futura generación, de cómo fueron oprimidos, torturados, esclavizados, discriminados, desterrados y puestas en prueba de sangre, es evidente que, en ese entonces nuestra educación era más sana, solidaria, reciproco, cooperativo, equitativo, propia y basada en las experiencias de la vida, aunque no había escuelas, colegios, institutos ni universidades, pero existía educación.
Si recordamos los contextos históricos de la educación que tocó vivir nuestros primitivos protagonistas, de colonización en colonización entre diferentes culturas, pues palpitaron una vivencia siempre en busca de mejores condiciones para la futura generación, de cómo fueron oprimidos, torturados, esclavizados, discriminados, desterrados y puestas en prueba de sangre, es evidente que, en ese entonces nuestra educación era más sana, solidaria, reciproco, cooperativo, equitativo, propia y basada en las experiencias de la vida, aunque no había escuelas, colegios, institutos ni universidades, pero existía educación.
Lo que queremos que nuestra sociedad tome en
cuenta que la educación, el aprender, la enseñanza, está en lo "yo"
personal, en la familia, en la comunidad y en la sociedad viviente de un
Estado, y no así en las escuelas, colegios, institutos, universidades, sino
estas son solamente centros de perfeccionamiento del saber y conocimiento
científico, sin embargo, la educación, el aprender y la enseñanza en lo ético,
en lo moral y cosmos-visiva viene de la experiencia generacional de la
humanidad. A partir de ello, justificamos que la educación es un instrumento de
liberación en la y para la humanidad.
Actualmente
hablamos de una descolonización como un instrumento para la liberación de la
sociedad, sin embargo, esa estructura clasista, racista y oponente se convierte
en una herramienta política ideológica al pie de la humanidad que no deja del
progreso ni desarrollo de un proyecto de país. Por ello, las experiencias y
exigencias de vida individual, familiar, comunal y social está en pos de su
progreso para discernir una educación propia orientada a su contexto vivencial
y la liberación de las mayorías sociales e indígenas.
Los dos pilares en que se fundamenta la
Educación Social son las bases sociopolíticas y las raíces antropológicas.
La eclosión de la Educación Social pueda ser
explicada en función de factores tan diversos como el contexto social, la
aparición de nuevas políticas sociales, las formas de cultura predominantes, la
economía y el entorno pedagógico dentro del cual se desarrolla, a lo que habría
que añadir la instauración del Estado del Bienestar.
La teoría crítica nace asociada a la
reivindicación social. Se invoca a la formación y la educación como los protagonistas
de la conciencia emancipatoria; dado que será imposible la sociedad justa sin
conflictos, éste buscará su transformación en el análisis crítico. La Educación
Social se considera un instrumento de liberación. El educador social es un
provocador, cómplice de un malestar cognitivo en el educando: provoca al
interrogante sobre la validez de lo establecido, así como la motivación de la
transformación.
CONCLUSION
La
educación es la base o pilar fundamental para definir nuestro concepto de
persona, ésta debe ser abierta a la renovación pedagógica y a la participación,
que sea un espacio de la comunidad para la conjunción, el desarrollo personal y
la realización de todos desde nuestra diversidad cultural y social, que invite
a integrarse a la construcción de cada región y del país.
Por
otro lado, la educación es un proceso por el cual se inculca en la persona los
conocimientos y los valores que le resultaran imprescindibles para su vida
social.
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